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¿Y SI NO ESTUVIERAMOS?

Con caóticas y escalofriantes series y películas sobre pandemias, el fin del mundo, los Ovnis, mutaciones, máquinas autónomas en rebeldía, entre otras catástrofes narran como serían los múltiples escenarios si algo en nuestro mundo se altera o cambia el orden y control. Entonces, ¿te has preguntado qué harías sin el guardia de seguridad que hoy está presente en tu entorno como tu departamento, trabajo, tienda y supermercado?, quizá la respuesta es no y te parece exagerado creer que su ausencia no impactaría en el correcto sistema de seguridad de un lugar. No estoy exagerando, la tarea de la seguridad privada en los últimos años ha sido estratégica y esencial para todo tipo de industria y giro. Las empresas actualmente tienen partidas presupuestales millonarias asignadas para invertir en un elemento de seguridad privada y generar ese estado de percepción que llamamos SEGURIDAD en sus usuarios, consumidores, empleados, habitantes.

Y vaya no es asunto sencillo, alguna vez una pasante que tuve cuando escuchábamos una conferencia de expertos en seguridad decía “entonces, ¿la seguridad privada es una ficción jurídica?, porque no somos policías”, es tan complejo definir a la industria, su participación, alcances, tareas y parece poco apreciado en la sociedad su gran labor y aporte de los profesionales en seguridad privada que incluyen custodios, guardias, escoltas, agentes de investigación, operadores y monitoristas de CCTV.

La ignorancia de las condiciones regulatorias que debe cumplir una empresa de seguridad y por ende su personal, el marco jurídico y la carga de obligaciones a las que están sujetos, son sumamente estrictas en las legislaciones, desde niveles municipal, estatal y federal; equiparando sus registros, evaluaciones y controles de confianza a los mismos que llevan a cabo nuestros cuerpos de seguridad pública (policías). Para muestra basta con que conozcas que existen más de 49 leyes y reglamentos de seguridad privada en nuestra legislación; dentro de todo el marco regulatorio y a fin de salvaguardar y proteger a la ciudadanía, una de las obligaciones principales es que todo elemento de seguridad privada es registrado con huellado (de forma decadactilar), fotografiado y en algunos de los Estados cuentan con el registro de su voz. Las empresas de seguridad formales y legales presentan de todos sus empleados operativos la misma Cedula Única de Identificación Personal que establece la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, a fin de encontrarse validados y autentificados en el registro nacional de personal, tal cual como un policía se encuentra en el sistema; un elemento de seguridad privada se puede localizar y tener todos los datos de localización y personales para su identificación.

Casi un millón de personas se encuentran activos y regulados a nivel federal desempañando funciones de seguridad privada, un 47% de los elementos de seguridad privada fue miembro activo de un cuerpo de seguridad pública o fuerzas federales y tras su salida o retiro de las instituciones públicas encuentran la forma profesional de seguir desarrollándose como elementos de seguridad privada. Cuántas veces al día ves a un elemento de seguridad privada, justo lo vinculas todo a un uniformado en un control de accesos, sin embargo, van más allá de eso sus alcances; trabajan en diversos sectores como actividades económicas existen. Según los datos oficiales hay más de 856 mil elementos dedicando su capacidad, experiencia y habilidades en brindar seguridad. De los cuales miles protegen a personas, los denominados comúnmente escoltas; ellos quienes su misión más importante el salvaguardar la vida e integridad de una persona, familias, niños, tal cual vemos en las películas, son profesionales que tienen habilidades de conducción, manejo de armas, identificación de riesgos, conocimiento de rutas que va más allá que el mapa de tu celular. Trabajan en grandes ciudades o lo mismo en un rancho, viajan con sus “principales” a sus centros de trabajo, domicilios, vacaciones, son un factor que influye en la tranquilidad y seguridad del empresario, político o persona resguardada, es un aporte para que las ciudades tengan movilidad, turismo, inversión.

Nuestras zonas turísticas, centros de entretenimiento, parques, casinos, centros comerciales, se encuentran resguardados por guardias de seguridad, cuya actividad es sumamente relevante para prevenir un hecho delictivo y actuar ante un riesgo porque su capacidad y preparación les permite ponernos a salvo, aplicar protocolos y servir de un gran apoyo a las autoridades. La seguridad privada fue declarada actividad esencial durante la pandemia, esenciales como esas actividades que nuestra cadena productiva base y económica eran imprescindibles y no podrían detenerse ni por una pandemia; así fue, los elementos de seguridad privada no pararon de laborar, contuvieron accesos a hospitales, controlaron filas en tiendas de conveniencia, seguían trasladando efectivos y valores, continuaban resguardando edificios, centros culturales, aeropuertos, minas, centros de distribución, residenciales, oficinas, parques industriales, oficinas de gobierno.

La seguridad privada es una tarea de suma importancia, las autoridades de diferentes niveles han sumado esfuerzos innumerables en regular empresas de seguridad y que estas se obliguen en capacitar, evaluar y aplicar estrictos controles a sus empleados; es misión de los lideres del sector llevarlos a condiciones profesionales y dignas; la responsabilidad de la sociedad es respetar a la figura de autoridad que tienen en las instalaciones donde se encuentran, no fingir demencia cuando nos hablan, respetar su trabajo y las reglas que tienen porque las deriva la autoridad o poder que hay en el lugar donde nos encontramos. Orgullosamente trabajo en seguridad privada y me siento una parte importante porque sumamos a la seguridad en nuestro país, tan importante que si no estuviéramos habría caos en un día sin seguridad privada.

Publicado por Por Mtra. Diana Centeno

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